miércoles, 23 de marzo de 2011

"Encontrarás dragones" (II)

— La guerra es una especie de brutalidad condensada. No cabe dulcificarla. Pero, para un agnóstico como yo, el concepto cristiano de redención resulta fascinante. Es un mensaje de perdón, de reconciliación, ante el que me quito el sombrero (...) No son filosofías, sino obras palpables y contabilizables. De modo que un santo es lo más humano que hay. Y todo ser humano está llamado a esos niveles de excelencia, aunque a veces su ego o su odio no se lo permitan ver. En cierto modo, un agnóstico, cuando deja de serlo, lleva a cabo el acto más grande de reconciliación.
Ahora sí. Antes tan sólo hacía una reflexión personal sobre el título de película, que me parecía sumamente sugestivo, mientras que ahora puedo hablar directamente de la película, con conocimiento de causa.
Quizá no sea el peliculón del año, pero es una gran película. No soy crítica de cine ni profesional de la Comunicación, así que mis apreciaciones de las películas suelen apuntar más a cuestiones de contenido, temáticas de fondo, los modos de decir, etc. Por esto, por si estáis interesados, después de haber leído varias críticas, aquí os dejo esta, que es con la más comparto mis opiniones.

En cuanto a lo que me compete, la temática de la película puede dar para rato, así que sólo haré una enumeración a grandes rasgos. Cuando la veáis, vosotros diréis.
En ella encontraréis una historia sobre el perdón en la que, al hilo de los recuerdos personales de uno de los protagonistas, se desvelan dos vidas antagónicas, dos modos de luchar contra los dragones propios y ajenos que inevitablemente se nos presentan siempre, especialmente en un contexto de guerra -la guerra civil española- donde los odios y excesos por parte y parte aún hoy despiertan heridas.
La vida de un santo -san Josemaría Escrivá- y de un hombre que ha perdido por completo el sentido de su vida, se tocan tangencialmente para mostrar cómo el perdón y el amor son las únicas posibilidades de redención para uno y otro. Y es que el perdón es un temazo. Es la única posibilidad real de cambiar el pasado, de influir positivamente en él.
Otro gran tema es la amistad o, en contraposición, la soledad. El gran drama de Manolo -que es quien cuenta la historia- es, en definitiva, este. Toda su vida ha estado solo, excepto quizá en su infancia, cuando tuvo un verdadero amigo, Josemaría, de quien termina por distanciarse. Al principio me llamó mucho la atención que fuera Manolo quien contara toda la historia de san Josemaría, cuando sus vidas en realidad no habían estado tan entrelazadas como cabría esperarse. De hecho al principio pensé que la relación de Josemaría y Manolo durante la guerra civil iba a ser decisiva, cuando en realidad sus vidas se han separado totalmente desde unos años antes. Lo único que los une es una carta que cada año le escribe el sacerdote en prueba de su amistad. El caso es que Manolo está sólo en la lucha con sus dragones. Nunca se entendió bien con su padre, no tiene ideales muy fuertes por los que luchar -ni en un bando ni en otro-, su amor se ve frustrado y termina siempre por herir a quienes le rodean. Su soledad se convierte en una espiral sin salida que lo aboca a cerrarse en sus sufrimientos, a dejarse llevar por sus pasiones.
La vida de Josemaría y los chicos que le acompañan está teñida de alegría aún en medio de la guerra. Y es que sentirse acompañado, apoyado, unidos por algo más fuerte que ellos mismos, es lo único que los salva de entrar en la misma espiral de Manolo, a la que también se ven atraídos.
Y bueno, por supuesto, detrás de todo está la pregunta por el sentido, la redención humana, las propias luchas, los propios miedos. Todo es lo que hace que "Encontrarás Dragones" sea una película profundamente humana, que toca las fibras del alma. Una película que especialmente por esto y la maravillosa dirección artística, hay que ver.

Ya me diréis qué tal.

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