viernes, 7 de octubre de 2011

Esperanza reloaded

Ayer, por la tarde, iba con el peso de este pensamiento a cuestas, que sólo hoy ha cobrado forma.
Siempre me ha parecido que la esperanza, como tabla de salvación, es muy propia de las personas insatisfechas, de aquellos que nos desilusionamos fácilmente.
Hoy, en cambio, me he despertado con otra certeza. La esperanza, como virtud, esto es, como la que verdaderamente salva, es más propia de aquellos que no se desilusionan fácilmente, porque sólo esperan en Aquel que realmente puede llenarles, sin pedirle al mundo lo imposible.
La esperanza de ayer es un refugio de paja; la que me ha parecido ver hoy es una roca, fortaleza infranqueable.
Ahora entiendo mejor el título del maravilloso libro de Péguy; tratándose "de la segunda virtud", sólo cabe asomarse al "pórtico del misterio". Y allí me encuentro yo, atisbando, sin tabla de salvación, "con un saber no sabiendo", que diría san Juan de la Cruz, "balbuciendo", como quien se cree que sabía cuando no entendía nada.

4 comentarios:

  1. “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.

    Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

    Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”

    Perdona el tronco que acabo de soltar. Pero creo que viene al caso... Sobre todo me gusta lo que dice de "y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Me parece que es muy importante ese aspecto. Porque la esperanza también es "don", quizá sea "el don".

    Luego es muy bella la referencia a los sencillos, pues, más que decir que los que saben no saben en realidad, está incluyendo a quellos que buscan con sinceridad, sin solapar con una lógica aplastante aquello que cae bajo el peso del pensamiento: los que están abiertos al misterio, como dices tú.

    En fin, esto yo también lo tengo en mente. Porque mi asignatura a Introducción a la filosofía está pensada para que la razón anule todo rastro de fe y, a la vez, acabe muriendo también la razón... ¡Pero seguimos teniendo sentido del humor, que es la medicina del pensamiento!

    Un abrazo

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  2. Entender no entendiendo,
    toda ciencia trascendiendo...

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  3. Rafa, ¡gracias!
    Tienes toda la razón en lo que dices. Qué gran cosa ser sencillo y qué difícil. También es un don, como la esperanza. Sobre todo, qué fácil es olvidar que no hay otra cosa que sea más simpática para el Hijo.

    Ánimo con tu Introducción a la Filosofía. ¡Con la de cosas que la fe da qué pensar, es una pena que todavía haya quienes quieran sacarla de todo discurso!

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  4. Raquel, tendrías que escribir algo al respecto en tu blog, no?

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