lunes, 5 de diciembre de 2011

Solitude (III)

Que no nos faltes, soledad, pero que no nos falte vivirte en compañía. Que no nos faltes, soledad, primera interlocutora, pero tampoco nos falte con quién hablar de aquellas cosas que nos revelas a tus amigos. Estar contigo es un deleite, pero caminando con otro hacia tu morada.


SONETO VII
John Keats


¡Oh, Soledad! Si he de morar contigo,
que no sea entre este hacinamiento de oscuros edificios;
sube conmigo la escarpada senda,
y llegando a esa atalaya de la naturaleza,
veremos, en la distancia, como un pequeño espacio
donde el valle acrece su verdor y el cristal de su río;
que tenga tus vigilias bajo el fino ramaje,
allí donde el ciervo con su salto tan leve
asusta de la dulce campánula a la abeja.
Pero, aun gustando de compartir contigo esas escenas,
la plática con un ser puro cuyas palabras
espejan una mente exquisita, es mi mayor deleite,
porque, sin duda, la dicha de la tierra reside
en dos almas afines que vayan hacia ti.

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